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Los derechos de autor son un tipo de protección de la propiedad intelectual que proporciona a su propietario el derecho exclusivo a reproducir sus obras durante un periodo de tiempo definido.

Los derechos de autor son automáticos y comienzan en el momento en que la obra se crea y existe en forma tangible. Se aplican con mayor frecuencia a:

Las obras literarias como la poesía, las novelas, los discursos y las canciones.

Código informático

Obras de teatro, películas y programas de televisión

Cuadros, esculturas y arquitectura de edificios.

 Historia de los derechos de autor

En el lenguaje moderno, los derechos de autor se consideran a menudo desde la perspectiva de un autor o creador, lo que significa que están diseñados para beneficiarles. Pero su historia comenzó con el «derecho de autor de los papeleros», a través del cual los libreros de la Inglaterra medieval trataban de beneficiarse de la puesta en el mercado de la obra de un autor.

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Este tipo de derecho de autor no fue creado por el derecho común, sino por un grupo especial de personas para proteger sus intereses. Hacerlo cumplir no era un problema porque la industria de los libreros tenía pocos actores, lo que aseguraba que un autor tuviera pocos recursos para reclamar y alternativas para hacer negocios, si no estaba de acuerdo con el grupo.

El estatuto de Ana es la base de la ley moderna de derechos de autor. Fue aprobado originalmente por el parlamento inglés en 1710 y fue importado a América por los colonos ingleses.

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El estatuto era un sucesor de la Ley de Licencias de Prensa, que permitía a un gremio de impresores establecer las condiciones de publicación de la obra de un autor. Como parte de estas condiciones, el gremio también podía censurar la obra, hecho que no sentó bien a los autores. La Ley era renovada cada dos años por el Parlamento inglés.

Sin embargo, el creciente descontento de los autores con ella hizo que no se renovara hacia finales del siglo XV. El Estatuto de Ana fue sugerido como un compromiso por el gremio. El estatuto concedía a los autores y a sus editores derechos exclusivos sobre sus obras durante catorce años, tras los cuales pasaban a formar parte del dominio público.

Derechos de autor modernos

La duración de los derechos de autor modernos difiere según las jurisdicciones y el tipo de obra creada. La Ley de Derechos de Autor de 1976 estipula que la duración de los derechos de autor de las obras creadas dura toda la vida del autor más otros 70 años.

Las obras creadas por encargo, de forma anónima o seudónima pueden tener una duración de derechos de autor de 95 años a partir de la fecha de publicación o 120 años a partir de la fecha de creación, lo que sea más corto.

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Este monopolio temporal que proporciona la protección de los derechos de autor permite al autor beneficiarse de su obra antes de que otros la copien. Sin embargo, una vez que el plazo expira, los derechos de autor pasan a ser de dominio público.

La propiedad de los derechos de autor proporciona a sus autores seis derechos exclusivos. Son los siguientes:

El derecho a reproducir y hacer copias de una obra original;

El derecho a preparar obras derivadas basadas en la obra original;

El derecho a distribuir copias al público mediante la venta u otra forma de transferencia, como el alquiler o el préstamo;

El derecho a representar públicamente la obra;

El derecho a exhibir públicamente la obra, y

El derecho a interpretar públicamente las grabaciones sonoras mediante la transmisión digital de audio.

Las adaptaciones de obras creadas antes de la existencia de la ley de derechos de autor están sujetas a derechos de autor, pero las obras originales no. Por ejemplo, una adaptación de Hamlet, de William Shakespeare, publicada por un autor o con notas específicas adjuntas, puede ser objeto de derechos de autor. Sin embargo, el texto de la obra original es de dominio público.

Aunque no es necesario, registrar los derechos de autor sobre la obra original proporciona ciertas ventajas. Por ejemplo, los derechos de autor registrados facilitan la presentación de reclamaciones legales y demandas por infracción.

El registro de los derechos de autor también establece un registro público y puede dar derecho al titular a una mayor indemnización en un juicio.

En los últimos años, las licencias públicas de derechos de autor se han convertido en un método popular para que los creadores y las empresas distribuyan sus obras en el dominio público, sin dejar de afirmar su propiedad sobre ellas.

Las licencias públicas de derechos de autor, como Creative Commons y el software libre de código abierto (FOSS), conceden a los titulares de licencias de derechos de autor el derecho a utilizar y adaptar la obra original sobre la base de ciertas condiciones establecidas por el autor o creador de la obra.

Por ejemplo, Linux es un sistema operativo de código abierto disponible gratuitamente en Internet. Sin embargo, se han adaptado variantes del sistema operativo para hacerlo más fácil de usar o para añadir más funciones a sus capacidades.

Estas variantes utilizan la Licencia Pública General GNU (GPL), cuyo objetivo es mantener el software libre, para distribuir el sistema. Los derechos de autor también pueden transferirse, cederse o licenciarse.

Por ejemplo, un músico o autor puede transferir los derechos de autor de su obra a una compañía discográfica o a un editor de libros para llegar a un público más amplio.

Estas transferencias suelen quedar registradas por escrito. Las licencias de derechos de autor se utilizan para producir imitaciones o versiones de la obra original.

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En estos acuerdos, el licenciatario informa al titular de los derechos de autor de sus intenciones y paga una cantidad determinada por la obra original. Los derechos de autor son un gran negocio y notables artistas creativos los han utilizado para generar cuantiosos pagos por su trabajo.

Por ejemplo, el cantante y leyenda musical estadounidense Bob Dylan vendió todo su catálogo de canciones a Universal Publishing Group en 2020. Aunque no se conoce la cifra exacta de la venta, algunos estiman que puede alcanzar los 300 millones de dólares.

Derechos de autor frente a marcas y patentes

Los derechos de autor difieren de las patentes porque sólo protegen la expresión de una idea o proceso y no la idea en sí. Por ejemplo, un libro sobre una nueva técnica de dieta puede estar protegido por derechos de autor, pero la técnica en sí, que es la idea contenida en el libro, sólo puede ser patentada, no protegida por derechos de autor.

Los derechos de autor también son diferentes de las marcas, que son un tipo de protección intelectual reservada a los signos, diseños o frases. Los logotipos y nombres de marcas son ejemplos de marcas comerciales.

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En el ejemplo anterior, la técnica de dieta puede tener una marca y un logotipo, por ejemplo DietPlan, para identificarla y distinguirla fácilmente de otros productos similares en el mercado.

La marca puede ser registrada por su creador para identificar su producto en el mercado. Los competidores o servicios que utilicen las palabras DietPlan en el orden, el estilo y el tipo de letra registrados por el creador del producto pueden ser demandados.

Hay varias cosas que no pueden ser objeto de derechos de autor. He aquí un par de ejemplos:

Obras que no son tangibles, como un discurso improvisado que no se ha escrito.

Ideas, procesos, sistemas y métodos. Para ellos se utilizan las patentes.

Eslóganes, títulos, frases cortas y nombres. Para ello se utilizan las marcas comerciales.